Con puro cálculo político, el Gobierno resolvió ayer dictar la conciliación obligatoria tras las frustrada negociación entre la la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el poderoso gremio de los colectiveros, y las cinco cámaras empresarias del sector.
El secretario de Trabajo, Julio Cordero, quien en otras discusiones sectoriales evitó la herramienta de la conciliación obligatoria, encontró ahora un motivo adicional para cambiar de postura: a partir de hoy y por 15 días, la UTA está imposibilitada de tomar “cualquier medida de fuerza”, según la normativa.
Durante esa ventana temporal está previsto el tercer paro general de la CGT contra la gestión de Javier Milei, el jueves 10 de abril.
¿La UTA podrá adherir?.